La Cueva del Ángel es un yacimiento perteneciente
al Pleistoceno medio y superior ubicado en
el término municipal de Lucena, provincia de Córdoba
(España), en el extremo suroccidental de la
Sierra de Aras, con una altitud de 620 m.s.n.m.,
siendo sus coordenadas: lat. 37º 24’ 22» y long. 4º
24’ 59» de la hoja 989 (IGME 1991).
En el verano de 1995, se inician las actividades
arqueológicas de urgencia –autorizadas por la Dirección
General de Bienes Culturales de la Junta de
Andalucía–, por las continuas expoliaciones de las
que venía siendo objeto. La aparente destrucción
completa del depósito, había propiciado el desinterés
científico por la cueva hasta entonces. El objetivo
de la actuación de urgencia era la determinación
de la existencia de depósitos arqueológicos, su
delimitación en superficie, el estudio científico y la
realización de un proyecto de conservación.
Los trabajos de la primera campaña eliminaron
en gran parte el nivel de revuelto contemporáneo y
detectaron bajo el mismo una fina colada estalagmítica
que evidenciaba su formación en el interior
de una cavidad. El relleno sedimentario se presentaba
alterado de un modo importante por una trinchera
a cielo abierto de origen minero. Un texto del
año 1792 (1) revela la actividad minera en la Sierra
de Aras y posiblemente en el propio yacimiento.
En este mismo año se procedió a la reticulación
aérea de la zona afectada por el yacimiento a partir
de cuadrículas de un metro cuadrado (Fig. 4).
El objetivo de la segunda actuación en el verano
de 1996 fue regularizar los perfiles estratigráficos
para apreciar la evolución morfológica del depósito,
antes de cualquier actuación en el mismo.
Además se continuó la limpieza de la trinchera,
localizándose al norte de la misma un pozo circular
de 2 m de diámetro, relleno de grandes bloques
calizos, y que había sido abierto en el relleno sedimentario.
Diversos problemas administrativos ralentizaron
las actividades arqueológicas hasta 2002 y
2003, cuando tuvo lugar una Actuación Arqueoló-
gica Puntual, destinada al retranqueo de tres cuadrículas
(K6, K7 y K8), para obtener un corte estratigráfico
en la pared sur del pozo minero que evaluara
el potencial del yacimiento (Lám. I).
Será durante el año 2004, cuando la Junta de
Andalucía, apruebe un Proyecto General de Investigación,
en el que interviene un equipo multidisciplinar
en el que se integran distintos Centros de
Investigación españoles y franceses. En el verano
de 2005 se inició la excavación sistemática del yacimiento.
Presentamos aquí un avance de los resultados
obtenidos durante las intervenciones de 1995-1996
y 2002-2003.
2. GEOLOGÍA DE LA CAVIDAD
2.1. Descripción
La cavidad encaja en las calizas dolomíticas claras,
grises o blancas del Lías inferior y medio. Estas
calizas afloran en bancos masivos que buzan
hacia el NNO. Su desarrollo se vio favorecido por
la existencia de una fractura de dirección NNOSSE,
claramente distensiva (I.G.M.E. 1991). Algo
más arriba de la boca de la cueva se alinean otras
dos pequeñas cavidades estériles según la misma
fractura.
En la actualidad el complejo kárstico presenta
tres partes bien diferenciadas (Felgueroso y Coma
1964 (2); Martínez Gallego 1970; López Chicano
1985 (3); Molina Cámara 1987):
1. Relleno sedimentario localizado en una plataforma
al aire libre de unos 300 m2 con un fuerte
buzamiento hacia el Sur y grandes bloques de brechas,
calizas y espeleotemas. Esta plataforma es el
vestigio de una cueva anterior y que por causas aún
no conocidas perdió techos y paredes.
2. Al Nordeste de esta plataforma aparece una
pequeña cavidad de unos 18 m de longitud por 3 m
de anchura que con toda probabilidad es el único
vestigio de la cavidad primigenia. Esta galería presenta
bloques de derrumbe y un fuerte desnivel. En
ella se observa la rotura del relleno sedimentario,
así como su total desaparición.
3. Bajo el suelo de esta cavidad se desarrolla una
sima vertical de unos 100 m de profundidad en cuya
base se ha formado un cono de derrubio de unos 70
m de altura, compuesto por la caída de bloques,
clastos, arcillas, huesos y multitud de restos de industria
lítica (Fig. 2).
2.2. Estratigrafía del relleno
El corte estratigráfico transversal J/K es el más
importante de los cortes descubiertos hasta el momento.
Éste se extiende de la zona 5 a la mitad de
la zona 8 y siguientes, en el estado actual de excavación,
365 cm. de espesor.
Este corte, cuyo techo está recubierto de una
capa estalagmítica de 1 cm. de espesor, encierra un
material arqueológico considerable, compuesto
esencialmente de mandíbulas, dientes, esquirlas,
esquirlas quemadas y útiles líticos.
Observamos también, y particularmente a partir
de la mitad hasta la base del relleno, los fragmentos
de calcita cuya presencia en el seno de los depósitos
está unida a su caída de los lugares de
formación original.
Dos grandes conjuntos se distinguen dentro del
relleno. El primero se extiende desde el techo (-215
cm) hasta los -350 cm y está localizado dentro de las
zonas 5 y 6. Presenta poco material arqueológico y
la fracción grosera es escasa. El segundo se desarrolla
entre -350 cm y la base del relleno. Este está
presente en las zonas J6, J7 y J8. Este conjunto presenta
una cantidad impresionante de huesos, un
número importante de industria y fragmentos de
calcita. Los elementos groseros (especialmente los
clastos) forman una proporción considerable. Estos
son generalmente de pequeño y gran tamaño (respectivamente
de 1 a 3 cm y de 6 a 10 cm). Son mayoritariamente
calcáreos, sin uso y sin alteración.
Por norma general las bioturbaciones y las inclusiones
metálicas están ausentes.
También podemos ver, en el segundo conjunto,
en la zona 7 (entre -445 cm y -500 cm), un hoyo de
30 x 40 cm que permite ver la pared sobre la que
reposa el relleno.
Las precipitaciones secundarias de calcita han
permitido el desarrollo de encostramientos generalizados
y, alrededor de los objetos, lechos de concrecionamiento
formados a favor de la estratificación
(Huet 2003). La diversidad litológica y/o
colorimétrica de los sedimentos permiten subdividir
los depósitos de esta capa en varias unidades
estratigráficas. Son descritos de arriba a abajo tomando
en consideración, para cada unidad, su localización
en el corte, su extensión y sus altitudes,
la estructura de la fracción fina, su consistencia y su
color, la proporción de los elementos groseros, su
granulometría, su naturaleza y su grado de desgaste
y de alteración.
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